El 9 de marzo de 1973, España y China iniciaron relaciones. Desde entonces, el vínculo se ha consolidado durante estos cincuenta años. Sin embargo, el contexto internacional ha puesto a prueba su relación.
A lo largo de esta entrada, analizaremos cómo han evolucionado las relaciones entre ambos países. Para ello, tendremos en cuenta cómo se iniciaron, de qué situación partieron y cómo han evolucionado durante este tiempo.
Antecedentes: la ruptura sino-soviética y la «diplomacia del ping-pong»
En la década de 1960, la Guerra Fría entró en una nueva fase. En concreto, China y la Unión Soviética rompieron relaciones en 1969. La situación ya era tensa desde la muerte de Stalin, aunque empeoró hacia 1963. Seis años después, la ruptura era tal que ambos ejércitos llegaron a enfrentarse en la frontera.
En este contexto, el gigante asiático y los Estados Unidos empezaron a ver un acercamiento con buenos ojos. Para este último, de hecho, se convirtió en una prioridad tras la llegada de Nixon a la Casa Blanca. Como primer paso, la selección china de tenis de mesa invitó a la de EEUU a visitar su país el 6 de abril de 1971. El viaje, que se produjo después de que el equipo chino participase en el Mundial de Japón, fue una oportunidad para que los norteamericanos conociesen la cultura de China.
Fue el primer paso de la «diplomacia del ping-pong», el conjunto de maniobras que hicieron posible la normalización de relaciones EEUU-China. El principal artífice fue Henry Kissinger, Secretario de Estado de los EEUU. De hecho, él mismo viajó en secreto a Beijing en dos ocasiones, en julio de 1971 y febrero de 1972. En ambos viajes, Kissinger se reunió con Zhou Enlai para preparar la visita de Nixon.
Otro paso importante fue el ingreso de la República Popular de China a la ONU. En concreto, el 25 de octubre de 1971 se aprobó su incorporación como miembro permanente del Consejo de Seguridad. De esta manera, la República de China perdió su representación en el organismo.
La «diplomacia del ping-pong» culminó con el viaje de Nixon a China en 1972. A largo plazo, la maniobra de Kissinger fue clave para que Washington y Beijing estableciesen relaciones en 1979.
Europa establece relaciones con China
A excepción de Dinamarca, que lo hizo en 1951, los distintos países europeos fueron estableciendo relaciones con China durante la década de 1970. El primero fue Bélgica, en 1971, mientras que el Reino Unido, Luxemburgo, Países Bajos y la República Federal Alemana lo harían al año siguiente. Finalmente, la Comunidad Económica Europea estableció relaciones con China el 6 de mayo de 1975.
El mismo año, ambas partes celebraron la primera de las ocho reuniones previas al Acuerdo de Cooperación Comercial y Económica. El tratado, firmado en 1978, les otorgaba derechos en temas como aduanas o la concesión de licencias de importación y exportación. En 1985, firmaron otro acuerdo para establecer un marco de cooperación económica que sigue vigente.
El giro de España con respecto a China
España reconoció a la República de China en 1941 y mantuvo una relación cordial con Taipéi hasta 1973. De hecho, Taiwán ayudó a que el régimen franquista entrase en la ONU, el 14 de diciembre de 1955. Además, firmaron varios tratados durante la década de 1950.
Es necesario tener en cuenta que, hasta 1953, el país estaba prácticamente aislado a nivel internacional. A pesar de su neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, el régimen franquista envió a la División Azul a luchar contra la URSS y no ocultó su simpatía por el Eje. Sin embargo, la Guerra Fría hizo de Franco un aliado para el bloque occidental. Por esta razón, el Gobierno de Eisenhower firmó los Pactos de Madrid en 1953.
Durante la década de 1970, la política exterior española se volvió más pragmática. Por esta razón, España empezó a valorar el acercamiento a Mao en 1971. Por esta razón, España se abstuvo en la votación sobre el ingreso de China en la ONU.
El inicio de las relaciones diplomáticas
En este contexto, España iniciaría los primeros contactos con la República Popular de China en 1972. El 13 de octubre de ese año, el Consejo de Ministros acordó iniciar los contactos con el país asiático. Gregorio López-Bravo, Ministro de Exteriores, fue quien tomó la iniciativa. Así, se propuso sustituir la representación oficial en Taiwán por otra privada y suspender las relaciones con Taipéi. Pocos días antes, López-Bravo y su homólogo chino, Qiao Guanhua, habían mantenido su primer contacto.
Finalmente, el 9 de marzo de 1973, el embajador español en Francia se reunió en París con su homólogo chino. Por su parte, España se comprometió a retirar su representación en Taipéi antes del 10 de abril. Sin embargo, el país había puesto en marcha las negociaciones con China en secreto. La noticia no se hizo oficial hasta que ambas partes emitieron un comunicado conjunto, el 10 de marzo.
Aunque ambos países estaban interesados en una alianza, principalmente en el ámbito comercial, los inicios serían difíciles. Por ejemplo, la primera sede de la embajada de China estuvo situada en el Hotel Palace de Madrid. Además, España había mantenido los contactos con Beijing en secreto. Por esta razón, la noticia causó sorpresa tanto en la opinión pública como en la prensa nacional y extranjera.
Una alianza en tiempos revueltos
La década de 1970 fue convulsa para Madrid y Beijing. En efecto, Mao Zedong había impulsado la Revolución Cultural en 1966, una campaña contra elementos burgueses y capitalistas de la sociedad china que duraría hasta su muerte, diez años después. En 1978, Deng Xiaoping llegaría al poder y pondría en marcha las políticas de reforma y apertura.
Por su parte, España vivía los últimos años de la dictadura de Francisco Franco, que moriría el 20 de noviembre de 1975. En aquel momento, la situación era inestable en España: además de la mala salud del dictador, ETA asesinó a Luis Carrero Blanco, su presidente del Gobierno, el 20 de diciembre de 1973. De esta manera, Franco tuvo que buscar un nuevo sucesor. Sin embargo, el país encararía un proceso de transición hacia la democracia tras su muerte.
En esta etapa, ambos países consolidaron sus relaciones, centradas en el comercio. Entre otras medidas, el Gobierno fomentó la inversión de empresas españolas en China. Asimismo, los reyes de España visitaron el país en 1978 y se reunieron con Deng Xiaoping. En 1985, Felipe González viajó al país acompañado de una delegación empresarial.
El 4 de junio de 1989, el Gobierno chino reprimió duramente las protestas de la plaza Tiananmen de Beijing. En represalia, EEUU y la CEE suspendieron sus relaciones con China y le impusieron duras sanciones. España, en cambio, defendió una postura más moderada. De hecho, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, Fernández Ordóñez, visitó el país en 1990. Por esta razón, los líderes chinos considerarían a España como el «mejor amigo de China en Europa».
Hacia la alianza estratégica
Tras la firma del Tratado de Maastricht, en 1992, la Unión Europea retomó el diálogo con China. El movimiento formó parte de la política exterior unitaria del bloque. Finalmente, ambas partes retomarían relaciones, centradas en el eje económico y comercial, en 1994. Un año antes, los Reyes de España regresarían a Beijing.
La relación entre España y China se fortaleció con la asociación estratégica que firmaron en 2005. Con el documento, ambas partes se comprometieron a mantener los intercambios comerciales y defender el multilateralismo. Además, China se convirtió en el segundo país con más deuda española tras la crisis de 2008.
El único conflicto entre ambos países se produjo cuando la Audiencia Nacional procesó a algunos líderes chinos en 2006. El tribunal actuó después de que Thubten Wancheng, director de la Casa del Tíbet de Barcelona, los acusase de genocidio. Sin embargo, archivó la causa en 2014, después de que el Gobierno de Rajoy aprobase una reforma que limitaba el principio de justicia universal.
Por su parte, las relaciones con China mejoraron durante la década de 2010. En esta etapa, se fortalecieron los intercambios en materia educativa, cultural, comercial y de inversiones. El hito más importante fue la inauguración de la línea ferroviaria entre Yiwu, en China, y Zaragoza y Madrid, en España, en 2014. Sin embargo, España rechazó unirse a la Franja y la Ruta, la iniciativa china para unir Asia con Europa y África.
Desafíos a la cooperación China-UE
En 2020, China y la Unión Europea celebraron el 45º aniversario de relaciones diplomáticas, en un contexto de deterioro de sus relaciones. Efectivamente, la UE empezó a considerar a China como «competidor económico y rival sistémico». Sin embargo, ambas partes se comprometieron a fomentar la cooperación y a mantener el diálogo.
Uno de los puntos de fricción entre Beijing y Bruselas es la cuestión de los Derechos Humanos. En concreto, el bloque europeo acusó a China de violaciones de DDHH en el Tíbet, Xinjiang, Hong Kong y Mongolia Interior. Por su parte, el Gobierno chino mostró su preocupación por la situación de los refugiados que llegan a Europa.
Los desencuentros en esta materia tuvieron consecuencias concretas. En concreto, que el Gobierno chino impusiese sanciones contra individuos y entidades de la UE, después de que el bloque europeo sancionase a líderes y empresas por la situación en Xinjiang. Además, el Parlamento Europeo decidió congelar la ratificación del CAI en 2021. El tratado, acordado con China en diciembre de 2020, debía proporcionar a la UE un mayor acceso al mercado chino.
Además, la invasión rusa de Ucrania agravó las discrepancias entre ambas partes. En concreto, la Unión Europea critica la postura de China hacia el conflicto y su negativa a condenar la invasión. El Gobierno chino, en cambio, ha criticado la ayuda europea al gobierno de Zelenski. Asimismo, el bloque europeo ha criticado la reciente propuesta de paz de Beijing.
Asimismo, la OTAN declaró que China era «un desafío de seguridad» durante la Conferencia de Madrid, celebrada en junio de 2022. En concreto, la alianza advirtió que las ambiciones militares de Beijing, su lenguaje hacia Taiwán y sus lazos con Moscú suponían «retos sistémicos» para sus integrantes.
El 50º aniversario de las relaciones España-China, en perspectiva
Para conmemorar el 50º aniversario de las relaciones entre España y China, ambos jefes de Estado intercambiaron mensajes de felicitación. Además, los Ministros de Exteriores de ambos países se comprometieron a seguir fortaleciendo los lazos que los unen. Por otro lado, 2023 es el «Año Cultural y Turístico China-España». Por esta razón, se celebrarán actividades como coloquios, mesas redondas o una exposición de los guerreros de Xi’an.
En los últimos años, la pandemia, la guerra de Ucrania o la situación en Xinjiang han enfriado las relaciones entre ambas partes. Así, es lógico que Madrid y Beijing hayan decidido limitar las celebraciones a ámbitos «blandos» como el cultural y el educativo.
Por último, España asumirá la presidencia del Consejo de la UE, durante el segundo semestre de 2023. En el contexto actual, la posición española con respecto a China será un tema complejo para este período. Habrá que ver si el Gobierno continúa con su talante conciliador hacia Beijing o sí, por el contrario, las relaciones entre ambas partes se enfrían aún más.