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Soldados uigures posan junto a algunos de los terroristas más temidos de Al-Qaeda. Fuente: Facebook. Imagen extraída de A

3ª parte de la serie sobre geopolítica de Xinjiang

El East Turkestan Islamic Movement es un grupo terrorista surgido en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang. Lucha por la unificación del Turquestán Oriental, que incluiría también partes de Turquía, Kazajistán, Kirguistán, Afganistán y Uzbekistán. Según el Gobierno chino, el grupo también opera bajo el nombre de Turkestan Islamic Party, fundado en 2008. En efecto, es muy difícil distinguir a uno del otro.

Su origen se encuentra en el East Turkestan Islamic Party, fundado por Zeydin Yusup en 1989. Sin embargo, poco se sabe de su actividad hasta 1997. Ese año, Hasan Mahsum, un clérigo uigur, lo refundó como ETIM. Mahsum, conocido también como Abu-Muhammad al-Turkestani, había entrado en contacto con el separatismo yihadista en su juventud. De hecho, un tribunal chino lo condenó a tres años de reeducación en 1993. Al salir en libertad, huyó a la Meca y, desde allí, se trasladó a Afganistán y Pakistán.

Antes de refundar el ETIM, Mahsum se había unido a los talibanes. Incluso llegó a reunirse con Osama Bin Laden, quien le habría ofrecido apoyo financiero, en 1999. Sin embargo, el líder uigur siempre desmintió este rumor. Según afirmó en una entrevista para Radio Free Asia, no había relación entre su grupo y Al-Qaeda.

Al-Turkestani murió en Waziristán, en la frontera entre Pakistán y Afganistán, en 2003. Su muerte se produjo cuando el ejército pakistaní atacó un centro de entrenamiento de Al-Qaeda. Lo sucedería Abdul Haq, miembro del Consejo de la Shura del grupo de Osama Bin Laden.

La actividad del yihadismo uigur

Aunque hay poca información sobre la actividad del ETIM, Qiao Collective recopiló datos sobre los ataques cometidos por el grupo y afines entre 1990 y 2017. Sus objetivos fueron mayormente funcionarios y líderes religiosos uigures, así como infraestructuras y población civil.

Desde su fundación, han sido más activos en periodos de tensiones en Xinjiang. El primero sucedió en torno a los disturbios de 1999. Posteriormente, su actividad se incrementó en el periodo comprendido entre los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y la revuelta de Ürümqi de 2009. De hecho, China acusó al ETIM de estar tras las protestas, después de que el entonces líder del grupo, Abdul Haq, hubiese llamado a la rebelión poco antes. El último periodo se produjo entre 2011 y 2014.

Asimismo, el ETIM también ha atentado en otras partes de China. En octubre de 2013, por ejemplo, atropellaron a un grupo de personas que se encontraban en la plaza Tiananmen de Beijing. Sin embargo, su ataque más violento fuera de la región fue marzo de 2014: individuos armados apuñalaron a varios viajeros en la estación de tren de Kunming, capital de Yunnan. El ataque se saldó con 29 muertos y más de 130 heridos.

Por otro lado, el grupo también ha actuado contra intereses y ciudadanos chinos en el extranjero. En 2003 atacaron e incendiaron un bus que cubría la ruta Kashgar-Bishkek (Kirguistán). Al año siguiente, asesinaron a 11 trabajadores chinos en Kunduz (Afganistán). Además, un terrorista suicida atentó contra la embajada china en Kirguistán en 2016.

El último ataque atribuido al ETIM en Xinjiang fue un apuñalamiento múltiple en el condado de Pishan, prefectura de Hotan, en 2017. Sin embargo, su papel más importante desde 2011 fue como parte de la facción opositora a Bashar al-Assad, en la guerra civil de Siria. Trataremos este último punto en una próxima entrada.

La lucha internacional contra el ETIM

La lucha contra el ETIM ha influido en la política exterior de China durante las últimas décadas. En concreto, la llevó a aliarse con EEUU, Rusia y las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central durante las décadas de 1990 y 2000.

Por esta razón, en 1996 el gigante asiático organizó una reunión con los gobernantes de Rusia, Kazajistán, Tayikistán y Kirguistán en Shanghái. En 2001, los cinco países fundaron Organización de Cooperación de Shanghái, para luchar contra el extremismo religioso y el terrorismo y cooperar por el desarrollo y la seguridad regional.

Tras los atentados del 11-S, la ONU incluyó al ETIM en su lista de organizaciones terroristas y afines en 2002. Afganistán, EEUU, China y Kirguistán promovieron dicha medida por los lazos del grupo con Osama Bin Laden, Al-Qaeda o los talibanes. Por su parte, el Gobierno de George W. Bush aprobó la Orden Ejecutiva 13224, que prohibía las transacciones con el ETIM y congelaba sus activos. Con dicha medida, EEUU consideraba que la organización formaba parte de los 256 «individuos o entidades terroristas o cómplices del terrorismo».

Ese mismo año, el ejército estadounidense detuvo a 22 presuntos miembros del grupo, mientras se encontraban en campos de entrenamiento de Al-Qaeda y los talibanes. Tras su detención, todos fueron encerrados en el centro de detención de Guantánamo. Cuando los llevaron ante los tribunales en 2004 y 2005, todos negaron que quisieran atentar contra EEUU. En su lugar, admitieron que querían atacar contra objetivos chinos. Finalmente, el Gobierno estadounidense concluyó que los uigures «no eran combatientes enemigos». En consecuencia, los liberó de manera gradual. La decisión contó con el rechazo de algunos miembros del Congreso de ese país, así como del Gobierno chino.

Por otra parte, Afganistán ha ocupado una posición clave en la lucha contra el ETIM desde 2021. Tras la retirada estadounidense de dicho país, el régimen talibán se comprometió a no otorgar refugio a militantes uigures en su territorio. A cambio, China prometió ayuda económica y al desarrollo. Sin embargo, existen dudas acerca de la capacidad del gobierno afgano de cumplir con su parte del trato. En primer lugar, porque su capaz de controlar la zona fronteriza con Xinjiang es limitada. Y, en segundo lugar, por la estrecha relación entre el grupo uigur y Al-Qaeda.

Un grupo controvertido

Algunos investigadores cuestionan la existencia del ETIM. En efecto, acusan a China de haberlo inventado para imponer un estado de terror en Xinjiang. Por su parte, grupos de uigures en el exilio como el World Uyghur Congress o el Uyghur Human Rights Project comparten la misma tesis.

Por otro lado, la opinión de la comunidad internacional al respecto ha variado, en función del contexto geopolítico. Así, el consenso en cuanto a su existencia era amplio en 2002, en el marco de la guerra global contra el terrorismo. Sin embargo, se rompió a causa de las crecientes tensiones entre China y EEUU.

Concretamente, el Gobierno de Trump aplicó un conjunto de sanciones contra Beijing, en denuncia por las violaciones de DDHH de uigures y otras minorías en Xinjiang. Además, Michael Pompeo, entonces Secretario de Estado, revocó la designación del ETIM como grupo terrorista en octubre de 2020. Según Pompeo, la decisión se tomó porque no había habido indicios de su actividad durante la última década. Sin embargo, el último ataque del ejército estadounidense había atacado contra el grupo se produjo en Afganistán en 2018.

Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU considera que el grupo sigue existiendo. De hecho, un informe de 2021 alertaba de sus actividades en Siria, especialmente en la provincia de Idlib.

El yihadismo uigur y la situación en Xinjiang

El cambio de estatus del ETIM para EEUU no se puede entender sin tener en cuenta el contexto geopolítico actual. Efectivamente, durante los últimos años, las relaciones entre el país norteamericano y China se han deteriorado. Y, junto a la pandemia de Covid-19, la situación en Xinjiang fue uno de los mayores puntos de fricción entre ambos países.

Por otro lado, la situación tras la retirada estadounidense de Afganistán es complicada para el Gobierno chino. En efecto, existe el riesgo de que miembros del ETIM penetren en Xinjiang a través del corredor de Wakhan. Por lo tanto, el gigante asiático hará lo posible para neutralizar la amenaza terrorista. Aunque ello signifique aumentar su control sobre la región uigur.

Por Anna Ferrer 安娜

Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona (2012) y Máster en Estudios de China y Japón: Mundo Contemporáneo (2016). Escribo sobre geopolítica, relaciones internacionales e historia contemporánea, con un interés especial en el ámbito de Asia-Pacífico y, en particular, China.

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