La cultura china es una de las más antiguas del mundo. Sin embargo, es difícil establecer cuál es su origen. En primer lugar, en la actual China conviven diversos grupos étnicos, algunos de ellos con siglos de historia. Asimismo, aunque las culturas que le dieron origen convivían desde el 5000 a.C., muchas de ellas conservaron elementos propios a lo largo del neolítico y la edad del bronce.
Por otro lado, los primeros escritos se remontan a la dinastía Shang, hacia el 1200 a.C. Se trata de huesos oraculares: predicciones que los reyes grabaron en huesos de ganado o caparazones de tortuga.
Asimismo, cada dinastía le incorporó sus elementos propios. La suma de ellos, junto a otros como religiones o corrientes de pensamiento, dieron forma a una civilización única. Al mismo tiempo, le permitieron ir evolucionando a lo largo de los siglos.
Además, el territorio «chino» fue variando a lo largo de los siglos, en función del área que controlaban los distintos reyes o emperadores. Esto permitió que la cultura china se extendiese más allá de los límites de la China actual. Por esta razón, países como Vietnam, las dos Coreas o Japón comparten tradiciones de origen chino.
Finalmente, la cultura ha sido un factor clave en el «poder blando» de China en la actualidad. Tanto instituciones culturales como la diáspora han ayudado a que las tradiciones chinas se conozcan en todo el mundo.
En esta sección, analizaremos cómo todos estos elementos han influido en cómo la civilización china se relaciona con el mundo.