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El Chinatown de Londres, engalanado para celebrar el año nuevo chino en 2017.El Chinatown de Londres, engalanado para celebrar el año nuevo chino en 2017. Foto de Lalitphat Phunchuang en Unsplash.

El Año Nuevo chino es la fiesta más importante de China. De hecho, millones de personas de todo el país regresan a sus casas para celebrarlo con sus familias. Esta migración, conocida también como «migración de primavera», es el mayor movimiento migratorio anual de todo el mundo, ya que los viajes se concentran en un período vacacional de hasta cuarenta días. Por ejemplo, en 2019 se produjeron unos 2.990 millones de desplazamientos, según datos recogidos por la CNN.

Sin embargo, la celebración no se limita a las fronteras del gigante asiático. Por ejemplo, países como Vietnam y Corea del Sur la recibieron de China y la incorporaron a sus propias tradiciones. Por otro lado, Malasia, con cerca de un 25% de su población de origen chino, o Singapur, con aproximadamente un 75%, celebran el Año Nuevo chino como fiesta nacional.

Fuera de Asia, la diáspora china también celebra su fiesta más importante. Por ejemplo, organizaciones culturales chinas se unen a instituciones locales con motivo de la celebración. En España, ciudades como Madrid o Barcelona incorporan la Fiesta de la Primavera a sus agendas culturales, con actividades que incluyen pasacalles, conciertos o ferias gastronómicas. De esta manera, la diáspora procedente del país asiático comparte sus tradiciones con las comunidades de acogida.

El Año Nuevo chino, otra ocasión para fomentar el consumo en Occidente

En Occidente, el Año Nuevo chino también es una oportunidad para fomentar el consumo. Por este motivo, marcas con una audiencia global lanzan campañas de descuentos para la ocasión. En el sector del maquillaje y la belleza van más allá: algunas de las empresas más populares incluso lanzan productos especiales para la fecha. Asimismo, las que tienen una fuerte presencia en China crean colecciones dirigidas específicamente al público chino. En ambos casos, el elemento central es el animal del horóscopo chino que le corresponde al año que va a empezar.

Sin embargo, no es la única celebración china que se ha exportado para consumo occidental. En los últimos años, la campaña del 11.11 (conocida como 双十一 en China) ha adquirido una creciente popularidad. Cada 11 de noviembre, algunas de las principales tiendas online lanzan descuentos especiales en una jornada que pretende homenajear a los solteros. En efecto, la primera en introducir la campaña en España fue el marketplace chino Aliexpress. Desde 2020, cada vez más empresas la han adoptado bajo el nombre de Singles’ Day, igual que hicieron previamente con el Black Friday o el Cybermonday.

No obstante, muchas de las participantes de campañas de marketing por el Año Nuevo chino utilizan el término Año Nuevo lunar en su lugar. Su principal motivo es hacer que las audiencias de otros países de Asia donde celebran su propia versión de la festividad se sientan incluidas.

¿De dónde viene el Año Nuevo chino?

El calendario tradicional chino es de tipo lunisolar: tanto la Luna como el Sol marcan el paso del tiempo. Mientras se rige por las fases de la Luna, la traslación de la Tierra alrededor del Sol determina las estaciones del año. Así, el año chino tiene una duración aproximada de 354 días lunares divididos en doce meses. Para ajustar la duración del ciclo lunar a año solar de 365 días, se le añade un mes cada tres años aproximadamente.

China habría adoptado este sistema de medición del tiempo hacia el año 2637 aC. El soberano durante este período, el mítico emperador amarillo o Huangdi, es considerado el primer unificador del país. En referencia a la duración de su reinado, el tiempo se divide en ciclos de sesenta años que se van repitiendo. Además, su tiempo en el trono se dividió en cinco etapas de doce años. A cada uno de esos años le correspondería el nombre de un animal del horóscopo chino: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo.

Aunque el calendario gregoriano es el oficial del país desde 1912, algunas de las festividades más importantes del país se basan en el tradicional. De hecho, los chinos aún lo utilizan para buscar las fechas más auspiciosas para casarse, mudarse o emprender un nuevo negocio. Además, el noticiario estatal Xingwen Lianbo (新闻联播, en chino), el más visto del país, utiliza ambos formatos en sus noticias.

El inicio de cada mes coincide con la luna nueva, por lo que el Año Nuevo es el día de la primera luna nueva tras el solsticio de invierno. Por esta razón no cae en un día fijo, sino que la fecha varía entre los meses de enero y febrero.

La influencia china en las tradiciones culturales de sus vecinos

A lo largo de la historia, diversas dinastías de China se expandieron más allá de las fronteras actuales del gigante asiático. Efectivamente, partes del actual Vietnam pasaron casi mil años bajo dominio chino, desde el 111 aC hasta el 939 de nuestra era. Aunque la asimilación del territorio no fue total, los gobernadores chinos lograron imponer su religión o sus ritos.

En la península de Corea, en cambio, la dinastía Yuan sólo controló parte del territorio entre los siglos XIII y XIV. En otras épocas de la historia, reinos como el de Silla forjaron alianzas con diversos emperadores chinos. Igualmente, los distintos reinos que gobernaron la península coreana adoptaron elementos de la cultura china.

Por su parte, la influencia del Imperio del Centro en el archipiélago japonés se centró en aspectos como el cultural y el religioso. De hecho, Japón adoptó tanto la escritura basada en los caracteres chinos, como el budismo zen. Al igual que otros elementos culturales que recibió del exterior, el imperio nipón los integró con los suyos propios.

Los calendarios lunisolares en el mundo

El calendario tradicional basado en el chino sigue vigente en Vietnam y Corea del Sur. Sin embargo, ambos países han adaptado las tradiciones a su propia cultura. Así, en Vietnam es común celebrar una ofrenda al Dios de la Cocina, una adaptación local del dios chino Zao Shen, la semana anterior al día de Año Nuevo. Por otro lado, en Corea del Sur celebran el Seollal o Año Nuevo coreano.

Japón, en cambio, lo abandonó en 1873, en el marco de la «restauración» Meiji iniciada cinco años antes. De hecho, la adopción del calendario gregoriano formó parte de una campaña de modernización a todos los niveles. Con medidas similares, la autoridad imperial pretendía abrirse al mundo y acabar con el feudalismo. Por su parte, Corea del Norte adoptó el calendario Juche, que arranca con el nacimiento de Kim Il-Sung en 1912, en 1997.

En el mundo, otros países y regiones combinan el calendario de uso común con el suyo propio de tipo lunisolar. Sin embargo, cada uno de ellos tiene características propias como el inicio de año. Por ejemplo, en 2023, el año nuevo chino se celebró el 22 de enero; el Losar o año nuevo tibetano, el 21 de febrero, y el Rosh Hashaná o año nuevo judío, el 15 de septiembre.

La confusión entre Año Nuevo chino y Año Nuevo lunar

En muchos casos, los términos «Año Nuevo chino» y «Año Nuevo lunar» se utilizan indistintamente. De hecho, es común que se usen ambos términos para referirse a esta festividad, especialmente para darla a conocer al exterior. Para uso interno, en cambio, cada país utiliza el nombre tradicional de su día de Año Nuevo. Así, los chinos celebran la Fiesta de la Primavera; los coreanos, el Seollal, y los vietnamitas, el Tết Nguyên Đán. Como alternativa, suelen llamarlo simplemente «Año Nuevo».

Asimismo, «Año Nuevo lunar» empezó a usarse primero en los Estados Unidos y luego se popularizó en el ámbito anglosajón. En concreto, se usaba como un saludo que incluyese a los miembros de todas las comunidades asiáticas que lo celebraban. Igualmente, otra fórmula inclusiva fue la de hacer referencia al animal del zodiaco chino que tocase ese año. Sin embargo, no es válida para el Año del Conejo, ya que el horóscopo vietnamita cambia el conejo por el gato.

Paralelamente, algunas instituciones del mundo hispanohablante han adoptado dicha fórmula, especialmente en redes sociales. También lo han hecho plataformas culturales, de divulgación e incluso algunas cuentas oficiales de representantes chinos. Sin embargo, normalmente lo usan para el conjunto del periodo vacacional.

En ocasiones, también se usa para referirse a la celebración de un país en concreto, acompañado de su gentilicio. Es algo relativamente común tanto en inglés como en español. Por esta razón, no es raro encontrar referencias al «año nuevo lunar chino» o al «año nuevo lunar coreano».

Consideraciones a tener en cuenta al elegir «Año Nuevo lunar»

En primer lugar, «Año Nuevo lunar» puede resultar confuso. La principal razón es que en el mundo también se utilizan calendarios estrictamente lunares. Es decir, que no tiene en cuenta el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. El más utilizado de este tipo es el islámico: las fechas más sagradas para el Islam se rigen por él.

Además, cualquiera de las dos formas se usa únicamente de cara al exterior. Dentro de cada país, al primer día de su año lo llaman simplemente Año Nuevo, sin especificar el país. Así, ocurre lo mismo que cuando hablan de su comida típica u otras tradiciones. Por lo tanto, la polémica en torno a cuál se debe utilizar se produce, sobre todo, de cara al extranjero.

Por otro lado, durante los últimos años se han producido intentos de imponerlo en sustitución de «Año Nuevo chino». Así, internautas coreanos se mostraron indignados cuando el futbolista Cristiano Ronaldo felicitó el Año Nuevo chino a sus seguidores chinos, en un mensaje publicado en Weibo. Asimismo, en Twitter existe una gran controversia en torno a cuál de los dos debería utilizarse. La youtuber Mandarin Lab proporcionó más datos al respecto en este vídeo.

Finalmente, «Año Nuevo lunar» podría ser útil como fórmula inclusiva para todos los países que comparten esta tradición. Sin embargo, no debe usarse para negar la influencia de China en la cultura de países como Vietnam o la península de Corea. Además, impedir que el gigante asiático lo reivindique como propio mientras otros países lo hacen es un ejemplo más de sinofobia.

Por Anna Ferrer 安娜

Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona (2012) y Máster en Estudios de China y Japón: Mundo Contemporáneo (2016). Escribo sobre geopolítica, relaciones internacionales e historia contemporánea, con un interés especial en el ámbito de Asia-Pacífico y, en particular, China.

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